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viernes, 21 de mayo de 2010

LA OLA / Die Welle

LA OLA
Titulo original: Die Welle
AÑO: 2008
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: Alemania
DIRECTOR: Dennis Gansel
GUIÓN: Dennis Gansel, Peter Thorwarth (Story: Johnny Dawkins, Ron Birnbach. Idea: William Ron Jones. Novela: Todd Strasser)
MÚSICA: Heiko Maile
FOTOGRAFÍA: Torsten Breuer
REPARTO: Jürgen Vogel, Frederick Lau, Jennifer Ulrich, Max Riemelt, Christiane Paul, Elyas M'Barek, Jacob Matschenz, Cristina Do Rego, Maximilian Mauff, Maximilian Vollmar, Ferdinand Schmidt-Modrow, Tim Oliver Schultz, Amelie Kiefer, Fabian Preger, Odine Johne
PRODUCTORA: Constantin Film Produktion / Rat Pack Filmproduktion / Medienfonds GFP
WEB OFICIAL: http://www.welle.info/
GÉNERO: Drama Basado en hechos reales


Durante un proyecto semanal, el profesor Rainer Wenger enseña a los estudiantes de su clase el tema de la autocracia como forma de gobierno. Los estudiantes se muestran escépticos ante la idea de que pudiera volver una dictadura como la del Tercer Reich en la Alemania de nuestros días y creen que ya no hay peligro de que el nacionalsocialismo vuelva a hacerse con el poder, porque a pesar de haber pasado décadas, las nuevas políticas y tecnologías arbitrarían el proceso de un mandato nuevo autocrático. El profesor decide empezar un experimento con sus alumnos para demostrar lo fácil que es manipular a las masas. A través de su lema: "fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo", haciendo hincapié en ello, de tal forma que cada día los alumnos siguieran una nueva regla. Por ejemplo, el profesor logró que todos ellos entrasen a su aula y, en menos de 30 segundos, se hubieran sentado todos ellos con actitud atenta y con la espalda bien recta, resueltos a iniciar la clase. El interés por la forma de cómo se ejecutaban esas clases creció, haciendo que jóvenes de otros cursos se cambiaran de aula hasta ser un curso numeroso, derivando en fanatismo. El grupo llega incluso al extremo de inventar un saludo y a vestirse de camisa blanca. El popular curso se decidió llamar "La Ola", y a medida que pasaban los días, "La Ola" comenzaba a hacerse notar mediante actos de vandalismo, todo a espaldas del profesor Wenger, que acaba perdiendo el control de la situación.


Critica:
Yo, nazi
Por Wilmar Umpiérrez

Nadie podrá decir jamás que el cine alemán no se ha acercado a los fantasmas de su historia y lo cierto, es que más allá de algunos matices, es que lo ha hecho siempre con una sobriedad envidiable. El fenómeno del nacionalsocialismo, su origen, su llegada al poder, la locura guerrera del Tercer Reich de aquel cabo austríaco devenido en hechicero de multitudes, su destrucción y el advenimiento de una nueva era que aún hoy tiene cosas escondidas bajo la alfombra han sido elementos de catarsis pero también caldo de cultivo de una generosa creatividad.
El cine se ha encargado de explorar la herida abierta por la pandilla nazi desde los más variados ángulos. Desde La Caída (Der Untergang, 2004, con un Bruno Ganz que habría sido la envidia del propio Hitler), a Sophie Scholl, la historia de los estudiantes opositores, 2005, hasta Operación Valkiria (Stauffenberg, 2004, cuando la más famosa conjura para matar al fuhrer terminó en desastre, como todas) y solo para recordar a las más recientes, la cinematografía germana ha demostrado interés en abordar el tema. La Ola (Die Welle, 2008) es otra película, pero no una película más. Este filme del director Dennis Gansel, que ya había coqueteado con el asunto en Napola (2004) se para aquí desde otra posición y no solo se pregunta cómo es posible que el cultivado pueblo alemán pudiera ignorar las masacres que sus líderes llevaron adelante, sino que se instala algo aún más inquietante: ¿es posible que ocurra de nuevo?. La película está basada en el experimento social real llevado adelante en 1967 por un profesor de historia llamado Ron Jones, en una secundaria de Palo Alto (California). En ese momento, Jones propuso entre sus alumnos un régimen de extrema disciplina, eliminando sus libertades y obligándoles a conformar una sólida unidad. A los pocos días, esos chicos estaban conspirando unos contra otros y acosando a quienes no formaban parte del grupo. A la semana el experimento terminó porque todo se desmadró y la sangre se acercaba al río. El director Gansel traslada esa experiencia al presente y en su propia Alemania. Un profesor, Rainer Wenger, (Jurgen Vogel, el mejor actor alemán de su generación) les pregunta a sus alumnos si creen posible que otra dictadura se instale en el país y comienza con el mismo experimento. Narrada con firmeza, convicción y una enorme dosis de credibilidad, La Ola es crudamente pedagógica, agitadora, sediciosa. El docente espera que sus alumnos entiendan el funcionamiento de los estados totalitarios y lo que en los primeros días es curiosidad, pronto se transforma en alienación, jovencitos bien educados que comienzan a vestirse igual (de blanco) y amenazan a “los despreciables” que no se unen a ellos, “los diferentes” que habrá que destruir. Vivirán las experiencia de sentirse parte de un grupo, adoptarán una simbología que los identifique, y dentro de ese colectivo reinará la uniformidad, absolutamente de rodillas a una autoridad y solo obedecerán a esa conciencia “superior”. Nadie pensó que esa mezcla de poder, ideología y sentido de pertenencia podría, efectivamente, funcionar hoy. Surge entonces otra pregunta: ¿Qué lleva a personas normales, inteligentes, culturalmente sólidas, a someterse a unos principios que antes de la aparición de ciertos disparadores habrían sido considerados moralmente inaceptables? Ahí la cosa se complica y el profesor decide dar por terminado el experimento, pero ya es tarde, la maquinaria fascista está en marcha y sus engranajes están en las mentes de esos chicos comunes y corrientes. Sucumbir a una dictadura parece más fácil de lo que se quiere admitir. Pero además, La Ola pone sobre la mesa la situación de la sociedad actual, el papel de los padres y lo borroso de los roles familiares, a lo que se suma el simplismo de encapsular todo dentro de un modelo educativo y la violencia juvenil, algo que no es patrimonio único de sociedades más desfavorecidas. Se trata de una de las películas más importantes del año y una nueva demostración de la potencia narrativa del cine alemán.